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jueves, 22 de mayo de 2014

Cuerpo Alma y Espíritu. Constitución Septenaria del Ser Humano

Para las religiones orientales, tanto el Universo como el cuerpo humano están compuestos por siete niveles de conciencia


El primer nivel es lo Físico y Vital, después viene el Astral, constituido por las emociones y sentimientos. Las emociones afectan a nuestro cuerpo físico, mientras que los sentimientos afectan a nuestra Mente concreta o cuerpo del deseo, ya que los sentimientos son elaboraciones mentales de nuestras emociones. En la Mente concreta o Mente del deseo, es donde se genera el Ego, conformado por la personalidad, y sus diferentes subpersonalidades (máscaras sociales y personales). Estos cuatro primeros niveles conforman el Ego o “yo personal”. A partir de este punto comienza la triada de la divinidad en sí, que la componen tres dimensiones: Manas o Mente Superior, Bhuddi o Alma (donde se aloja la intuición) y Atma (donde se aloja la Voluntad Espiritual). Por encima de éstas está el Logos, donde reside la Sabiduría Superior, el Supremo Universal o Dios Supremo, que lo envuelve todo y es la Fuerza de lo que todo emana.

Muchos autores han dividido el  Septenario en dos partes;  el cuaternario o personalidad conformado por el “yo inferior” con sus elementos materiales y pasionales (físico, vital, emocional y mental) y el “Yo superior”, la triada formada por el Mental superior, el Alma (intuición) y la Voluntad divina. El “yo inferior” y el “Yo superior” se conectan a través de la Mente concreta, situada en el centro del septeneario.

En libro hindú del Bhagavad-guita, donde se describen parte de las epopeyas de los dioses hindúes. El carro del guerrero Áryuna es tirado por cuatro caballos, que algunos autores interpretan como el cuaternario de la personalidad (físico, vital, emocional y mental). 

Ver entrada del Blog: El Arcano número 7

Tal vez la idea de que los caballos de Áryuna representan la personalidad, se deba a la idea hinduista de que los cinco sentidos son como caballos. Ese texto escrito en sánscrito, proviene de la Katha-upanisad (1, 3, 3-4):

ātmānaṁ rathinaṁ viddhi
śarīraṁ ratham eva ca
buddhiṁ tu sārathiṁ viddhi
manaḥ pragraham eva ca
indriyāṇi hayān āhur
viṣayāṁs teṣu gocarān
ātmendriya-mano-yuktaṁ
bhoktety āhur manīṣiṇaḥ

El alma es el pasajero, saben del cuerpo material el carro, ciertamente también.
La inteligencia sin embargo es el conductor, saben.
La mente son las riendas ciertamente también.
Los sentidos son los caballos, dicen.
Los objetos de los sentidos, hacia ellos los sentidos van.
El alma, con la mente y los sentidos ocupados disfrutan, así dicen los pensadores.

Cuerpo

Cualquier persona con un poco de consciencia, sabe que no es solo un cuerpo físico, y entiende que lo físico es solo una manifestación de los mundos sutiles. Para interactuar en lo material el Alma necesita una personalidad, esta personalidad estará conformada por la herencia (física, mental y emocional), y el conjunto de creencias y experiencias que vamos adquiriendo en el mundo exterior. La personalidad es solo un ropaje que nos ponemos cuando encarnamos en este mundo. En tanto que el hombre solo se identifique con su personalidad, continuará encerrado en la densidad, y cuanto más se identifique con la ilusión material, mayor será su sufrimiento mental y emocional. La densidad del sufrimiento, encierra a la personalidad en los arrebatos de las pasiones, yendo las emociones de un extremo a otro, y perpetuando la eterna repetición de una misma experiencia, hasta que el Alma finalmente se canse.

La personalidad

Esta compuesta por las distintas subpersonalidades o máscaras, que vamos adoptando según le convenga a nuestra personalidad. Las máscaras son solo protecciones emocionales creadas para ser aceptados por nuestro entorno. Cuanto mayor es nuestra desconexión más arraigadas estarán nuestras máscaras, hasta tal punto, que acabaremos creyéndonos y asumiendo nuestros papeles, y cuando esto ocurre, nos sentimos impedidos a cambiar (por ejemplo: no soy capaz de…, no se me da bien…, soy el tonto de la familia.., soy el líder…, soy la graciosa…) Si somos conscientes, seremos capaces de captarlas y cambiarlas. Estas máscaras adquieren distintos matices, incluso cambian radicalmente con nuestra familia, con nuestra pareja, en el trabajo, con los amigos, etc. En ocasiones hasta podemos tener subpersonalidades secretas que no mostramos a nadie, y que preferimos mantener en secreto por miedo a no encajar en la sociedad, en nuestra familia o en nuestro entorno…

La personalidad es el vehículo del cuerpo y se va conformando a partir de tres factores: herencia, creencias y experiencia. 

El Alma

En el Alma están recogidas, el conjunto de experiencias de todas las reencarnaciones que hemos tenido a lo largo de nuestra historia álmica. El Alma, es un cuerpo sutil, pero está ávida de experiencias materiales, que se perpetúan una y otra vez en la rueda de las reencarnaciones. En muchas ocasiones decimos que alguien pierde su Alma, un Alma perdida es un Alma encerrada en las rueda de las reencarnaciones, y es el propio deseo el que la mantiene encerrada en la materia. El deseo al igual que lo material, nace de la ilusión de sentirnos separados de la Fuente. El Alma desea experimentar, así como lo físico ligado a la vida, desea perpetuarse, y esto en sí no es negativo ni positivo, es algo natural que nace de la motivación de estos dos cuerpos, pero cuando nos perdemos, nos confundimos y nos identificamos con las ilusiones del cuerpo y las experiencias del Alma, quedamos encerrados en el astral y el mental. Nosotros somos lo que creamos con nuestra mente, y esta puede llegar a ser nuestra cárcel, a través de ella podemos recrear el cielo o el infierno. 

Cuando ya no tenemos el impedimento del cuerpo, el Alma se libera, pero la mente y el deseo siguen actuando. Si al morir pensamos que hemos sido malos e injustos, el Alma recreará su propio infierno en función de las creencias y deseos, si por el contrario pensamos que hemos sido justos y existe un cielo, recrearemos nuestros propio cielo a partir de nuestros deseos más profundos. 

Sin embargo, en la muerte todo límite se diluye, y entonces es cuando intuimos que los demás no son más que un reflejo de lo que nosotros somos, y que todo el daño que le hemos hecho al otro, es todo el daño que nos hemos querido hacer a nosotros mismos, pero que no nos hemos atrevido a causarnos directamente, por pura inconsciencia, y por tanto ese dolor que hemos hecho padecer a los demás, lo sentiremos en nosotros. Así mismo, también recibiremos de vuelta la felicidad dada, pues no existe nada fuera de nosotros que nos vaya a juzgar, nosotros seremos y somos nuestros jueces más severos. 

La personalidad es el vehículo del cuerpo, y el cuerpo es el vehículo del alma.

Espiritu

Si nuestro cuerpo físico estuviera directamente habitado por el Espíritu, nos desmaterializaríamos directamente, porque el Espíritu solo puede concebir la Unidad. Hace falta un gran  poder físico para poder soportar la Luz que emana del propio Espíritu. El Espíritu nunca se puede perder en lo que los hindús denominan “maya” (ilusión), porque el Espíritu si se reconoce así mismo, y sabe que la personalidad y todas las experiencias adquiridas por el Alma son solo ilusiones creadas por el deseo, que surge de la personalidad egoica. Solo el Alma puede conectarse con el Espíritu, y solo es capaz de conectarse cuando acalla a los demás cuerpos que componen la personalidad (físico, mental y emocional), y esto ocurre cuando hacemos meditación, ya que entonces el Alma es capaz de vislumbrar la Paz y la Serenidad que brotan del Espíritu, en ese estado de quietud todo se percibe en Armonía, todo esta en orden y tiene una razón de ser.

La personalidad es el vehículo del Cuerpo, el Cuerpo es el vehículo del Alma y el Alma el vehículo del Espíritu. 

La evolución de la consciencia

El Espíritu ó Supremo Universal es la Fuerza de lo que todo emana. Todo es consciencia, desde un simple mineral hasta un buda totalmente consciente de su divinidad, solo que están en distintos grados de conciencia, ya que todo emana de esta Unidad. La única manera que tiene Dios de experimentarse así mismo es dividiéndose en diferentes consciencias individuales. Es así como comienza el juego de la divinidad. Solo cuando la consciencia es capaz de reconocerse así misma a través de la mente, es cuando el hombre empieza ser consciente de su propia divinidad, entonces comienza el camino de retorno hacia la Unidad. 


martes, 21 de enero de 2014

El Carro y la Teoría de la Reminiscencia de Platón

La Teoría de la reminiscencia es una teoría según la cual conocer es recordar.

Esta teoría se asocia a la diferencia platónica entre el cuerpo y alma. Según Platón adquirir conocimiento es recordar lo que el alma ya sabía, de cuando habitaba en el “mundo de las ideas”, antes de caer al “mundo sensible” y quedar atrapada en el cuerpo físico.

El recuerdo de este conocimiento se adquiere principalmente a través de la filosofía.

Platón nos remite a las matemáticas como uno de los conocimientos más puros, ya que la información que se deriva de esta es común a todos los humanos, ya que las operaciones matemáticas son objetivas, mientras que las sensaciones producen información individual a nivel subjetivo, y esto no sirve para crear un conocimiento verdadero. 

Por lo tanto el conocimiento verdadero nunca puede provenir del mundo exterior, debe provenir de la mente. Sin embargo, Platón no deseaba limitar su teoría a las matemáticas, sino extenderla también al conocimiento de los objetos reales. Según Platón todos los objetos son formas que se encuentran primero en el mundo de las Ideas, donde están también las almas antes de encarnarse. Por eso, según él, todo conocimiento proporcionado por las formas de los objetos, se encuentra en el alma del hombre, pero sólo al contactar con los objetos concretos, puede ser capaz de recordarlo. Así, todos los objetos de una misma clase, por ejemplo: todas las manzanas, se derivan de una misma forma, que al ser de la misma naturaleza que la mente se puede conocer, y conociéndola, es posible conocer cualquier objeto derivado de ella: las manzanas particulares.
Ya hable en otro post a cerca del Arcano VII. Todos estos significados tienen una estrecha relación… 

Cuenta la leyenda que las almas de los hombres fueron convertidas en carros tirados por dos caballos: uno blanco que representa la sensibilidad y uno negro que representa lo pasional. El chófer que controlaba este carro era la parte racional y llevaba el carro de manera armoniosa, sin que ninguno de los dos caballos rompiera ese perfecto equilibrio. En este estado las almas vivían felices y en concordia. Si alguno de los caballos se atreviera a dominar sobre el otro, y el chófer no fuera capaz de dominarlo, las almas serían expulsadas de este mundo perfecto. Muchas almas se mantuvieron en armonía, pero otras rompieron el equilibrio de su carro y el cuerpo físico las atrapó. Lo físico y denso, resultó una especie de cárcel para estas almas acostumbradas a la libertad y ligereza de su carro, por lo que intentaron escapar de él pero no lo lograron. Con el tiempo se dieron cuenta que la única manera de escapar de su densidad sería a través del conocimiento máximo, hasta que este conocimiento se alcance, el alma seguirá cambiando de cuerpo hasta que lo logre. Cuando el alma se da cuenta de esto, empiezan el camino de vuelta hacia su esencia. Según Platón en este camino de vuelta hacia el conocimiento, las almas no aprenden de cero, solo recuerdan lo que ya saben del mundo de las ideas.

"A juzgar Dios a Adán" Willian Blake
Imagen obtenida: http://en.wahooart.com/@@/7Z4Q6A-William-Blake-God-Judging-Adam

Platón recoge el mito del Carro alado en su diálogo "Fedro": "Los caballos y aurigas de los dioses son todos ellos buenos y constituidos de buenos elementos; los de los demás están mezclados. En primer lugar, tratándose de nosotros, el conductor guía una pareja de caballos; después, de los caballos, el uno es hermoso, bueno y constituido de elementos de la misma índole; el otro está constituido de elementos contrarios y es él mismo contrario. En consecuencia, en nosotros resulta necesariamente dura y difícil la conducción”.

El Merkaba, nuestro vehículo energético

Merkaba es una palabra que proviene del antiguo hebreo y significa carroza. Presenta una raíz consonántica r-k-b, que tiene el significado general de dirigir.

Otro significado de la palabra: 
Mer: Luz rotando en dos sentidos
Ka: Espíritu individual
Ba: cuerpo físico y realidad física

Por tanto Merkaba es la Luz del Cuerpo, de la Mente y del Espíritu que gira sobre sí mismo.


Vídeo: Origen del Cosmos El Merkaba


Drunvalo Melchizedek nos da el por qué de la unidad de toda la vida en todas partes. La Geometría sagrada, el número PI, como Dios creó al Universo, los 7 días de la creación del Génesis, los campos auricos y energéticos del hombre, los universos holográficos, la estrella de David o el MERKABA, las religiones, los crop-circles y los chakras...

jueves, 5 de diciembre de 2013

El Arcano número 7

El número 7 representa la manifestación de una vibración, y se asocia a una estructura organizada y perfecta. El Carro es una imagen que representa una gran actividad, es una de las cartas más activas de los Arcanos Mayores. Una vibración siempre esta activa aunque no seamos conscientes de ella. Según El Kybalion, el tercer Gran Principio Hermético, es el Principio de la Vibración: "Nada reposa; todo se mueve; todo vibra". El Carro está preparado para su acción en la materia a través de su vibración. 


Ejemplos de la manifestación del 7 podemos verlo en los 7 días de la semana, Los 7 colores del arco iris, las 7 notas musicales, los 7 planetas clásicos, los 7 chacras del cuerpo, los 7 pasos del proceso alquímico, los 7 días en los que Dios creó el mundo. Todas estas manifestaciones, nos muestran al 7 como organizador de vibraciones y ciclos. 

Esta carta se suele asociar con el éxito, porque se considera que representa el triunfo del Ser superior o espíritu (3) sobre la materia (4) (3+4=7). Representa al carro solar que nos muestra a un rey en toda su gloria. El personaje se encuentra enmarcado por una tela estrellada. Es el triunfo de la luz.

  
La tela estrellada de la parte superior de El Carro, se relaciona con el velo desplegado de la carta de La Papisa, el velo en esta carta ahora está levantado. La vibración de El Carro nos da la clave del misterio de La Papisa. El velo cubierto de estrellas de El Carro, tiene cierto paralelismo con el Arcano de La Estrella, que también posee estrellas en la parte superior de la carta. La Estrella y El Carro es una de las parejas de los Arcanos Mayores, que corresponden a los números 7 y 17.

El personaje de El Carro lleva en su mano derecha un cetro, símbolo de su poder creativo. Viste una armadura con dos máscaras, una en cada hombro. Las máscaras son las subpersonalidades con las que actuamos en el mundo, y que ocultan nuestra verdadera identidad. La palabra persona viene del griego προσωπον = prospora = máscara. Estas mascaras representan el dominio sobre nuestras subpersonalidades egoicas, y sobre nuestros estados emocionales. 

El Carro no lleva riendas, y en el podemos ver a dos caballos que tiran cada uno hacia un lado, pero todas las miradas de los personajes parecen dirigirse hacia la derecha, la parte intuitiva. La razón ha dado el poder que le corresponde a la intuición. A través de la intuición nos conectamos con nuestro Ser, y este nos indica el camino que tenemos que seguir. Al personaje no le hacen falta las riendas para dirigir su vida, el poder de la intención es el que le guía. Para vencer no hay que forzar las situaciones, hay que dejar que la situación fluya, y al actuar correctamente en armonía con nuestro Ser superior, somos guiados hacia lo que necesitamos en cada momento. 

Esas direcciones opuestas que tienen los caballos, tienen un significado muy revelador, pues representan la dualidad que todos tenemos en nuestro interior, también representan las dos polaridades: la masculina y la femenina, la razón y la intuición. Cuando somos capaces de unir los dos hemisferios del cerebro, el derecho y el izquierdo, surge una intuición muy potente que nos conecta con el corazón, que es el chacra central de nuestro cuerpo. El chacra del corazón es el que hace la unión de los 3 chacras inferiores y los 3 chacras superiores. En El carro podemos ver este chacra representado en el medio de los dos caballos en forma de lagrima de color verde (el color verde es el color del Chacra Corazón). Si somos capaces de centrar toda la fuerza de nuestra vibración humana en el chacra del corazón, nuestro vehículo físico se convertirá en un vehículo de la Luz, que logrará manifestar de manera triunfante el poder de nuestro Ser superior.

Para ello deberá controlar el ego, que muy a menudo nos engaña para lograr sus victorias terrenales. La conciencia del ego está programada a través de las energías de los planetas. Las energías de los planetas que influyen en nuestra conciencia individual son: el Sol, Saturno, Venus, Marte, Júpiter, Mercurio, y la Luna. Los planetas espirituales (Urano, Neptuno y Plutón) nos suelen influir más en los procesos de cambio y transformación.

El proceso alquímico de la transformación de la materia, se produce en 7 pasos. A través de esos 7 pasos nos liberamos de toda impureza para alcanzar la Luz de nuestro Ser superior.

Este proceso se revela en la obra de Willian Blake: “El Gran Dragón rojo y la mujer vestida de Sol.”

“…Y contemplad al Gran Dragón Rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y siete coronas sobre sus sienes. Y su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra...”

Las siete cabezas del Dragón representan los 7 pecados capitales: la soberbia se relaciona con el Sol, la avaricia a Saturno, lujuria a Venus, la ira Marte, la gula Júpiter, la envidia a Mercurio, y la pereza a la Luna. La transformación de estas impurezas se promueve a través de las siete virtudes cardinales: la humildad, la generosidad, la castidad, la paciencia, la templanza, la caridad, y la diligencia.