“Una vez que te das cuenta que el camino es la meta y que siempre estás en el camino, no para alcanzar una meta, sino para gozar de su belleza y sabiduría, la vida deja de ser una tarea y se torna natural y simple, se convierte en éxtasis… “ Nisargadatta
Uno de los enfoques más importantes del viaje hacia el autoconocimiento es el viaje interior, este viaje es denominado arquetípicamente como “Viaje del Héroe”. Todos estamos en ese viaje, aunque muchos no son conscientes de ello. Como ya he escrito en otra entrada, el dharma más alto del Ser humano es conocerse a Sí Mismo , y no ser conscientes de ello, implica seguir repitiendo las mismas situaciones, circunstancias o relaciones, hasta que reconozcamos nuestra trascendencia.
El conocido mitólogo y escritor Joseph Campbell, nos expone en su libro “El Héroe de las Mil Caras”, esta metáfora de transformación personal. Campbell popularizó con este libro, la importancia de las mitologías y leyendas universales, y las relacionó con el héroe que todos llevamos en nuestro interior. Todo el arte aportado por la humanidad a lo largo de la historia conocida, todas las historias que has oído, y películas que has visto, están basados en los arquetipos universales, inscritos en el inconsciente individual y colectivo de la humanidad.
Cuando abandonamos nuestra zona de confort, cuando empezamos a hacer las cosas de diferente manera, cuando dejamos atrás la seguridad y los apegos del ego, emprendemos el "Viaje del Héroe". Este viaje nunca termina, en ocasiones, nos quedamos atrapados en la zona de comodidad, que representa lo que hacemos siempre de la misma manera, que es lo cómodo porque lo difícil es cambiar. Pero inevitablemente, en algún momento de nuestra existencia, cualquier circunstancia o experiencia de la vida, nos pondrá de nuevo en el camino.
El ego puede incitarnos a abandonar la zona de confort para transitar caminos que no nos corresponden, o también puede aferrarse tanto a la seguridad de lo conocido, que nos mantiene esclavos de nuestro propio destino. Por esto, hay que distinguir entre el viaje del héroe interior, y el viaje que el ego se empeña en recorrer, pues muchas veces, hay una gran contradicción, entre lo que mi alma requiriere de mi, y lo que mi ego me demanda. El ego es necesario, pero su verdadera función, es trabajar en armonía con lo que nuestro Yo más profundo necesita. Solo cuando hay paz interior, se tiene la certeza de que ese viaje se está llevando a cabo, y para eso hay que tener una gran valentía, que requiere coherencia entre lo que pensamos, sentimos, y como actuamos.
El apego es el virus principal que contagia a nuestro ego. Todos los arquetipos que conocemos caen en algún momento presos del apego. El apego es la parte negativa del deseo. Estar en este mundo implica tener deseos, todos tenemos deseos, deseamos cosas y al obtenerlas nos sentimos satisfechos, pero si no las obtenemos, no pasa nada. Pero, hay una clase de deseos, que el hecho de no obtenerlos, nos hace sentirnos incompletos y tristes, a estos deseos los denominamos apegos. El Yo desprovisto de ego, siempre actúa a través de nosotros para el bien de todos, no para su satisfacción propia.
Las personas que llevan vidas comunes, todavía no han establecido el contacto místico con su arquetipo, pero las semillas están latentes en el interior de cada uno. Así como las semillas de un peral solo dan peras, ya que no podemos pretender que un peral se convierta en un olmo, o que un olmo de peras. Así también, en nuestro interior, están las semillas del destino último de nuestra alma. Los personajes que representan el arquetipo inscrito en el alma individual, tienen un propósito muy claro, y una intención muy definida; son divinos o diabólicos, sagrados o profanos, santos o pecadores, aventureros, sabios, buscadores, rescatadores, objetos de amor, redentores… Todos, expresiones vivientes del inconsciente colectivo.
El gran plan que organiza nuestros destinos tiene que ver con esta búsqueda mítica. El tiempo que vivamos aquí, el alma individual, no alcanzará la plenitud, hasta que no cumpla esta búsqueda. Dentro de cada ser humano, existe un dios o una diosa en estado latente, que desea nacer. Cada ser humano está en sintonía con dos o tres arquetipos, que pueden desarrollarse a lo largo de la vida. Cada uno está programado en el nivel del alma para representar o modelar estas características arquetípicas.
El gran plan que organiza nuestros destinos tiene que ver con esta búsqueda mítica. El tiempo que vivamos aquí, el alma individual, no alcanzará la plenitud, hasta que no cumpla esta búsqueda. Dentro de cada ser humano, existe un dios o una diosa en estado latente, que desea nacer. Cada ser humano está en sintonía con dos o tres arquetipos, que pueden desarrollarse a lo largo de la vida. Cada uno está programado en el nivel del alma para representar o modelar estas características arquetípicas.
"Así cómo toda planta crece de una semilla, y deviene al fin un roble, así el hombre se convierte en lo ha nacido para ser, y debería llegar allí, pero la mayoría queda atascada..." Jung
Cuando negamos el hecho de vivir los arquetipos de nuestro interior, los proyectamos hacia el exterior. Es muy típico buscar arquetipos simbólicos en las celebridades. El problema es cuando hay algún tipo de admiración excesiva u obsesiva, ya que se tiende a idealizar al personaje, y al poner el poder y la atención en el personaje exterior, se lo quitamos al interior. Esto es muy propio de los fans histéricos de actores o cantantes y de los “hinchas” simpatizantes de los equipos de fútbol .. Poner nuestro poder en el otro, le puede crear fama y dinero, pero normalmente, estos personajes, tienden a engordar también el ego. Esto, a la larga, no favorece ni al personaje ni al que le ofrece su poder de manera incondicional. Uno puede perder su alma ahogado por su ego, el otro pierde su poder convirtiéndose en una mediocridad. Las multitudes siempre se alimentan de "epidemias psíquicas", proyectando hacia el exterior, de manera inconsciente, todos los egregores del inconsciente colectivo. Nada de esto es útil cuando exploras la naturaleza individual de tu alma.
En las películas míticas, como “La Guerra de las Galaxias”, se pueden ver muchos de los arquetipos básicos. Este tipo de película nunca pasa de moda, porque la historia que nos cuenta es la típica historia de los héroes míticos. Estos héroes nos atraen porque es de lo que están hechos nuestros sueños. Luke es la expresión del arquetipo del aventurero. La princesa Leia es como Artemisa, la cazadora independiente y protectora. Han Solo, es el pícaro y seductor. Anakin Skywalker, el que explora su lado oscuro. Yoda, es el sabio y el guardián del conocimiento.
"El hombre siempre ha vivido en el mito, y ahora creemos que podemos nacer sin mitos y sin historia. Eso es una mutilación del ser humano"
Jung
Cuando deseamos lo que no nos corresponde, nuestras intenciones no se realizan, al no haber concordancia con las intenciones del Universo. A veces, los que nos alejan de nuestros anhelos más profundos, es nuestra familia o amigos, con sus buenas intenciones, al aconsejarnos lo que no está en nuestro plan. Otras veces, quien nos aparta de nuestras intenciones es la sociedad, que nos insta a comprar cosas que no necesitamos realmente, convirtiéndonos en esclavos consumistas. A veces son otros objetivos, como un título universitario, un buen matrimonio, un buen status, un buen puesto de trabajo, o un buen salario… Todos estos objetivos, pueden ser seductores, pero si no nos pertenecen, nos alejan de nuestro verdadero anhelo interior. Hay que ser muy honesto para emprender el camino de la búsqueda interior. Pregúntate: ¿Quién eres?, ¿Qué quieres?, ¿Cuál es el propósito de tu vida? En el nivel más profundo, estas preguntas se refieren al alma.
Como se desarrolla el viaje hacia nuestros arquetipos interiores
El libro de Joseph Campbell El Héroe de las Mil Caras, nos describe este viaje de la siguiente manera.
“… El héroe mitológico abandona su choza o castillo, es atraído, llevado o avanza voluntariamente hacia el umbral de la aventura. Allí encuentra la presencia de una sombra que cuida el paso. El héroe puede derrotar o conciliar con esta fuerza y entrar vivo al reino de la oscuridad (batalla con el hermano, batalla con el dragón, ofertorio, encantamiento), o puede ser muerto por el oponente y descender a la muerte (desmembramiento, crucifixión). Detrás del umbral, después, el héroe avanza a través de un mundo de fuerzas poco familiares y sin embargo extrañamente íntimas, algunas de las cuales lo amenazan peligrosamente (pruebas), otras le dan una ayuda mágica (auxiliares). Cuando llega al nadir del periplo mitológico, pasa por una prueba suprema y recibe su recompensa. El triunfo puede ser representado como la unión sexual del héroe y la diosa madre del mundo (matrimonio sagrado), el reconocimiento del padre-creador (concordia con el padre), su propia divinización (apoteosis) o también, si las fuerzas le han permanecido hostiles, el robo del don que ha venido a ganar (robo de su desposada, robo del fuego), intrínsecamente es la expansión de la conciencia y por ende del ser (iluminación, transfiguración, libertad). El trabajo final es el del regreso. Si las fuerzas han bendecido al héroe, ahora éste se mueve bajo su protección (emisario); si no huye y es perseguido (huida con transformación, huida con obstáculos). En el umbral del retorno, las fuerzas trascendentales deben permanecer atrás; el héroe vuelve a emerger del reino de la congoja (retorno, resurrección). El bien que trae restaura al mundo (elixir)."
Este viaje se realiza en dos fases, la diurna y la nocturna. Estas dos fases se relacionan con los arquetipos de la luz y la oscuridad.
El viaje diurno o solar, se realiza a través de la luz de la conciencia. Simbolizado por el sol, lo masculino, lo activo, el padre, el Yang…
El viaje nocturno o lunar, se realiza trabajando sobre la propia sombra, el inconsciente. Simbolizado por la luna, lo femenino, lo receptivo, la madre, el Yin…
Arquetipos Junguianos
La Doctora Carol S. Pearson, después de una investigación profunda sobre los Arquetipos Jungianos, los dividió en 12 arquetipos básicos, a su vez subdivididos en tres etapas, que se desarrollarán a lo largo de la vida de una persona:
1. Preparación para la Travesía: Arquetipos del Inocente, Huérfano, Guerrero y Bienhechor.
2. La travesía en sí: Arquetipos del Buscador, Amante, Destructor, Creador.
3. El Retorno: Arquetipos del Gobernante, Sabio, Mago y Bufón.
Arquetipos del Tarot
El Tarot nos muestra una sabiduría muy antigua y arcana. La palabra arcano, significa secreto, recóndito y reservado. En mi opinión, todos los juegos de mesa que han llegado a nuestros días, tienen un origen arcano, como el juego las cartas (basadas en el Tarot) o el juego de la Oca…
En los Arcanos Mayores del Tarot de Marsella, podemos ver 22 arquetipos básicos. El 22 es un número que contiene una vibración maestra, que según el Tarot, es adquirida por todos los seres, que se atreven a experimentar los 22 arquetipos presentes en los Arcanos Mayores.
En estas dos filas podemos apreciar los dos viajes que la conciencia realiza hasta llegar a su origen.
El primer Arcano es el Loco, que no tiene número, es el comodín, el comienzo del viaje. Hay que estar un poco loco para recorrerlo.
La primera fila se refiere al desarrollo del Ego: Desde el Arcano I; El Ilusionista, hasta el Arcano IX; El Ermitaño.
La segunda fila se refiere al contacto con nuestra sombra: Desde el Arcano X; La Ruleta de la Fortuna, hasta el Arcano XVIII; La Luna.
Quienes han experimentado los dos viajes (la luz y la oscuridad), llegan al tema final de las cartas XIX a XXI que representan:
XIX El Sol: El retorno a la luz.
XX El Juicio: El misterio de la transformación.
XXI El Mundo: El paraíso recuperado.
Arquetipos planetarios
En la Psicología Astrológica, los arquetipos planetarios se dividen en tres columnas. En la columna de la derecha, se colocan los planetas femeninos, orientados hacia lo receptivo, en la del medio, se colocan los planetas neutros, correspondiente a la unión de lo femenino y masculino, y en la izquierda, se colocan los planetas masculinos, orientados a la acción.
Venus: Principio receptivo. Temperamento: Agua. Sentido: Gusto.
Marte: Principio activo. Temperamento: Fuego. Sentido: Olfato.
Mercurio: Comunicación, Lenguaje. Temperamento: Aire. Sentido: Oído.
Júpiter: Plenitud y éxito. Optimismo. Percepción. Temperamento: Tierra. Sentido: Vista.
En el centro de las filas horizontales, coloreados de naranja, están los arquetipos planetarios correspondientes a la personalidad.
Saturno: El nivel físico, el cuerpo, lo biológico. La madre.
La Luna: La psique, los sentimientos, las emociones. El niño.
El Sol: La mente, el intelecto, el pensamiento. El padre.
En la parte superior de la fila, se encuentran los planetas espirituales.
Urano: La originalidad y avance. La telepatía. Trasgrede los límites.
Neptuno: El principio de Amor superior. Clarividencia. Amor incondicional.
Plutón: La voluntad espiritual. Telekinesia. Penetra en el núcleo de todo.
Cristo representado en el centro de la rueda del zodiaco como el sol.
Manuscrito del siglo XI. Biblioteca Nacional de París.
Para terminar, me gustaría compartir en el blog, este vídeo realizado por la Escuela Huber sobre el simbolismo del zodíaco en la última cena de Leonardo da Vinci. ¡Espero que os guste!:
http://www.youtube.com/playlist?list=FLUExvaoy-xVdjd-rxU1ASIg
Bibliografía:
ARQUETIPOS NEO-JUNGUIANOS DE CAROL S. PEARSON
Joseph Campbell El Héroe de las Mil Caras
Los planetas órganos de función. Michael Huber. API Ediciones
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